Tristana Toledana

TRISTANA TOLEDANA

La ciudad en el cine, puede ser un mero decorado natural por donde deambulan los personajes, o ser un personaje urbano en sí misma. La Viena de “El tercer hombre” Roma en “La dolce vita”, Nueva York en “Manhattan” o Madrid en “El Crack”.

Escena de Tristana.

Siguiendo este juego de asociaciones y si tuviéramos que otorgar a Toledo “su película”, ésta sería sin duda “Tristana” de Luis Buñuel.

El idilio de Buñuel con Toledo, aunque intermitente, fue intenso y pasional. “Tristana”, novela homónima de Galdós, fue la percha literaria ideal donde Buñuel “colgó” las prendas emocionales de su amor por Toledo.

Así, situó un triángulo amoroso, donde la belleza, la decrepitud del paso del tiempo y la juventud arrolladora e insolente, discurren por algunas de las calles y plazas más reconocibles de Toledo, siendo al mismo tiempo una simbólica manifestación de la decadencia y olvido de la que fue señora de un Imperio y que ahora los nuevos tiempos la reclaman paso. Las estrechas y oscuras callejas vacías van a ser testigos de las frustraciones de Don Lope y Tristana. La plaza de San Marcos y Capuchinas y las calles del Ángel o San Clemente, llenan de oscura melancolía los pasos de los protagonistas por la ciudad.

Don Lope (Fernando Rey) es el prototipo del hidalgo liberal, ateo, anticlerical, cuya madurez ya intuye la pronta vejez. Es el protector de la huérfana Tristana(Catherine Deneuve) atada a Lope y cuya única distracción es un piano y los paseos con la criada Saturna por Toledo. En un ruinoso y abandonado San Pedro Mártir conocerá a Horacio(Franco Nero) un joven pintor que intenta atrapar el espíritu de los rincones toledanos en sus óleos.

Toledo está fotografiado en unos colores ocres y luces herrumbrosas y oxidadas. Tan sólo el bullicio de la Plaza de Zocodover nos alejan del ahogo de los callejones. Zocodover, la espina dorsal de Toledo. Un lugar donde se va a ver y a que le vean. Si algo pasa en la ciudad y Zocodover no lo sabe es que no ha ocurrido. En el café Español (recreado magníficamente en los estudios Verona de Madrid) D. Lope habla mal del gobierno y de los curas con sus conmilitones de charla de café. Pronto la edad amansará sus ideas.

Escena de Tristana.

El Hospital de Tavera guarda la estatua yacente del cardenal del mismo nombre. Tristana, en la escena más icónica de la película, acerca su rostro al otro rostro de mármol frio. Es un momento en que la carne y la piedra se acercan y al tiempo se repelen. Como la nueva sangre de los hijos de Toledo comprimida en la ciudad provinciana.

En Toledo se pasea o se paseaba mucho. Paseo o pasatiempo. Tristana y Saturna pasean por Recaredo y Buñuel las hace parlotear de “cosas de mujeres”. La costumbre y la rutina de Saturna frente a la Tristeza Tristana que es un pajarillo en una jaula. El Paseo del Tránsito, frente a la Casa del Greco es andado tras la misa dominical y antes del refrigerio del aperitivo. Todo son saludos y paradas pues todos se conocen. A las buenas maneras ciudadanas, Buñuel no puede reprimir introducirle un picotazo surrealista. D. Lope alaba la guapura de un bebé que en realidad es un cerdo. La hipocresía situada magistralmente en un plano.

Santo Tomé que huele toda ella al entierro del Señor de Orgaz, está descrita con ese encantador y engañoso bullir de gente y mercadeo por donde el caballero Lope mide y sopesa el pulso de la pequeña ciudad. No sabe aún que es su propio pulso el que dejará de latir. Y altivamente se dirige a su casa frente al Cobertizo de Balaguer. Una casa que aún existe y cuyos interiores fueron “fotocopiados” íntegramente en estudio.

El amor y la libertad no siempre tienen finales felices. Tristana desea la muerte de D. Lope y se imagina su cabeza cual badajo de la campana gorda de la Catedral. La decrepitud de Lope se torna en amigable charla de pantuflas, brasero y chocolate con los canónigos.

Hay una escena excepcional en esta película: Comienza con un plano medio de Catherine Deneuve tocando el piano. Nos arrebata su serena belleza. Entonces la cámara desciende verticalmente hasta sus piernas. Y vemos que sólo tiene una. Tristana es una tullida. La cámara vuelve a ascender y nos devuelve el rostro de Tristana. Pero ya no es lo mismo. Su cara es la misma pero no dejamos de pensar en una pierna ortopédica. Como la belleza global de una panorámica de Toledo que no resiste el acercamiento a las ruinas de sus calles.

Rodaje de Tristana.

Tristana es amargura y venganza. Su cuerpo disminuido la va anclar definitivamente a Toledo, mientras el pintor va al encuentro de otros paisajes. Don Lope, padece del corazón y Tristana le promete buscar un médico. Pero abre de par en par la ventana. Está nevando. Tristana espera mordisqueando el sapo de la venganza hasta que Lope muera.

Toledo tuvo su película en Tristana. Una obra maestra reconocida internacionalmente que entusiasmó al mismísimo Alfred Hitchcok y que fue nominada al Oscar de Hollywood. Buñuel dijo que si lo ganaba no acudiría a recogerlo porque los premios le parecían inmorales. Genio y figura Don Luis.

 

“Hay que volver a los lugares en los que uno ha vivido y ha sido feliz para matar los recuerdos” Son palabras de Buñuel.

 

JESÚS GUÍO