Curiosidades del Corpus

Las fiestas del Corpus y, en especial, su solemne procesión, siempre han deparado, año tras año, sorpresas, anécdotas o curiosidades.

Así por ejemplo, en 1981, uno de los grandes problemas de cara a la procesión del Corpus lo constituyó el atuendo de los representantes municipales. Hasta entonces, la tradición había impuesto el uso del chaqué, lo que fue rechazado por algunos concejales que, según sus palabras, se negaban a vestir de pingüinos. Ello motivó la ausencia de algunos ediles en el cortejo. A pesar de todo, no se logró la unanimidad en el atuendo y mientras los representantes de UCD comparecieron con el tradicional chaqué, los socialistas lo hicieron con traje oscuro.

Ministros en fuga. La procesión de 1983 registró una sonada incidencia de la que fueron protagonistas dos ministros del gobierno de la nación: los titulares de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Enrique Barón, y el de Presidencia, Javier Moscoso. Ambos, junto a otras autoridades que seguían la procesión desde los balcones del Gobierno Civil, abandonaron estos justo en el momento en que el cardenal primado, Marcelo González, iniciaba se tradicional alocución en Zocodover, y regresaron una vez concluida. Tal actitud fue adoptada por ambos ministros socialistas en solidaridad con su compañero de gabinete, el toledano Fernando Ledesma, que ese año pidió participar oficialmente en la procesión, lo que no fue aceptado por el cardenal.

Lluvia de orejas. La tradicional corrida del Corpus de 1983 fue una de las más exitosas que se recuerdan: nada menos que ocho orejas consiguieron llevarse entre los tres actuantes: Antoñete, Tomas Campuzano y Paco Ojeda. Este último, sin embargo, no pudo saborear el éxito completo, ya que resultó cogido por el toro que cerraba plaza y hubo de ser hospitalizado. Al año siguiente, Ojeda repetiría en el cartel del Corpus, con muy distinta fortuna, ya que el público le propinó una sonora bronca por su desafortunada intervención.

El cardenal y los tambores. Durante la homilía que el cardenal primado pronunciaba en la solemne Eucaristía celebrada en la catedral momentos antes del inicio de la procesión, en 1984, y precisamente cuando don Marcelo aludía a la riqueza de las tradiciones como la del Corpus en que el pueblo bullía en las calles, acertó a pasar una ruidosa banda de tambores que prácticamente tapó la voz del primado. Tras una breve y obligada pausa, éste continuó su disertación con estas palabras: “este pueblo a veces algo inoportuno, como ahora, interrumpiendo un poco el silencio del templo, pero que nosotros con gusto aceptamos como si fuera un órgano nuestro tocado por nuestros organistas”.

Se amplía el recorrido. Hasta 1985, el cortejo procesional cortaba por el callejón de Jesús y María, desde Alfonso XII, hasta la Trinidad. La estrechez de dicho callejón y el creciente número de visitantes, hizo aconsejable una ampliación del recorrido en la forma en que se mantiene hasta nuestros días, por la calle Rojas, Plaza del Salvador y Trinidad, lo que, según cálculos del momento, permitía que unas 6.000 personas más viesen la procesión.

Los Reyes, espectadores. Algunos llegaron a calificar el Corpus de 1986 como el más triste de su historia por la sensible disminución de público, que se produjo como consecuencia de no haber sudo declarado día festivo en Madrid. No obstante, la procesión contó con la presencia de excepción de los Reyes de España. La ex diputada por Toledo, Isabel Tocino, participó por primera vez este año en la procesión como miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores.

El Obispo se estrena. Por primera vez en la procesión del Corpus de 1988 el cardenal primado participó acompañado de su obispo auxiliar, Rafael Palmero, quién en 1993 fue el encargado de presidir el cortejo, por ausencia de don Marcelo.

La madre del Duque. Desde los balcones del gobierno Civil una mujer seguía con semblante emocionado el paso de la procesión. Se trataba de doña Manuela de Dampierre y Ruspoli, madre e don Alfonso de Borbón, Duque de Cádiz, fallecido ese mismo año 1989 en trágico accidente y que solía ser participante habitual en la procesión como miembro del Capítulo de Caballeros del Corpus Christi.