El Corral de Don Diego.

Uno de los encantos destacables de la ciudad de Toledo, son sus innumerables rincones. Nos vamos a acercar a uno de ellos, situado muy cerca de la Plaza de Zocodover, donde podemos encontrar la Plaza de la Magdalena.

 

Al fondo de la Plaza encontramos el rincón escogido, “El Corral de Don Diego” situado sobre el solar ocupado anteriormente por el Palacio de los Trastámara. Es una magnífica muestra del urbanismo medieval toledano de origen islámico. Estaba compuesto por una serie de edificaciones alrededor de un patio común, al cual se accedía por una única puerta que se cerraba al anochecer. En el patio central estaba el aljibe que almacenaba el agua de la lluvia, basado en los funduk musulmanes que eran edificios de carácter comercial. De ahí, que allá por el s. XIII, se le conociese como Plaza de los Cambios o de los Cambistas. Estas suntuosas casas de “muy noble y antiguo linaje”, que algunos calificaron de palacio, pertenecieron a Don Diego García de Toledo.

 

Don Diego García de Toledo era alguacil mayor de Toledo, Señor de Mejorada, portero mayor del rey Enrique II de Castilla. Estas casas las heredó de su padre y a su vez las legó en testamento a uno de sus hijos

En 1457, debido a los disturbios entre cristianos conversos y cristianos viejos, se produjo un gran incendio, destruyendo “mil y seiscientos pares de casas” de la ciudad de Toledo. Del “Corral” sólo quedó la portada y un salón en la zona interior. La portada presenta un precioso dintel realizado en granito y decorado con roleos y temática vegetal, decoración que posiblemente ocupara toda la portada. En las jambas de la puerta encontramos dos delicadas ménsulas adornadas con dos figuras masculinas que, por desgracia, no están completas.

Fue reconstruido en el s. XVI y habitado de nuevo por la familia de los Toledo; lamentablemente, los siglos le llevaron al abandono y en él se instalaron hasta nuestros días, que ha sido restaurado, un taller, un garaje, una carbonería y otras dependencias.

 

Del salón que permanece como único resto del palacio mudéjar, se conservan yeserías de origen árabe.