La noche Toledana.

Todos conocemos la expresión: “has pasado una noche Toledana” de uso en todo el país pero muy pocos conocen su verdadero significado. Cuando alguien te lo dice es porque has pasado una noche mala, sin dormir, con mucho calor….

Pero la historia ofrece una explicación muy distinta y mucho más dramática. Los hechos se remontan a comienzos del siglo IX bajo la dominación musulmana, siendo gobernador de Toledo el joven Jussuf, impuesto por el califa Alhakem.

Jussuf, inexperto y caprichoso, tenía en contra a toda la población que acabó por sublevarse contra las arbitrariedades del gobernador. Varios miembros de la corte, hartos de sus abusos de autoridad, se pusieron de acuerdo para detenerle y llevarle preso a la fortaleza de Jadraque, pidiendo a Alhakem que le apartase del cargo que desempeñaba tan tiránicamente.

El califa hizo caso a los nobles y nombró nuevo gobernador al padre de Jussuf, Amrú, que se había ofrecido para ocupar el cargo de su hijo alegando que quería descansar de su larga carrera militar. Tras su nombramiento, comenzó un periodo de tratos con los nobles, que habían detenido a su hijo, con un talante abierto y negociador, Amrú volcó todas sus energías en tratar de inspirar confianza en la corte.

Con motivo de la visita de Abderramán, el hijo de Alhakem, que llegaba a la ciudad al mando de un gran ejército, Amrú decidió celebrar un banquete al que acudirían todos los nobles, confiados por la presencia de Abderramán.

El alcázar había sido engalanado para la ocasión y caía la tarde cuando fueron llegando aquellos ilustres personajes, animados por el carácter festivo del encuentro. A medida que iban cruzando la puerta, se les separaba discretamente de los demás invitados y, después de amordazados se les trasladaba a los subterráneos del edificio donde morían degollados en manos de los verdugos. Las crónicas afirman que la masacre se realizo con tal discreción que nadie de los que participaron en el festín tuvo la menor sospecha de lo que sucedía en los sótanos.

La mañana siguiente la cabeza de 400 caballeros aparecieron expuestas al público ante el horror y la indignación de los ciudadanos. Esta matanza significó la práctica desaparición de la nobleza de la ciudad, que permaneció sometida al poder absoluto de su gobernador.